El nombre de Araceli Salto volvió a instalarse en el centro de la escena. Esta vez, la protagonista de uno de los escándalos más ruidosos de los últimos tiempos se sentó en el estudio de Intrusos y decidió hablar, sin filtros y sin vueltas, sobre el vínculo que la unió a Roberto García Moritán durante su relación con Pampita.
Lejos de las evasivas, Araceli fue directa al hueso: “No creo que exista algo para que Pampita me perdone. Nada más me queda hacerme cargo”. Y con esa frase, no solo asumió el lugar que ocupó en aquella historia donde Moritán le fue infiel a Pampita, sino que encendió nuevamente el foco sobre una relación que terminó sacudida por versiones de infidelidad.
Araceli ya había hecho ruido semanas atrás, cuando en LAM confesó que habría estado con el empresario en la casa que compartía con Pampita. Pero ahora fue más allá. “Estoy cansada de tener gente detrás con estos temas, y yo ocultándome. En su momento dejé que todo pasara y me escondí porque si salía a hablar, me iban a destruir”, aseguró, dejando en claro que la presión la acompañó durante años.
Y, según su testimonio, no todo fue silencio. Asegura que antes de hablar en televisión, recibió una propuesta concreta de García Moritán para evitar el escándalo: “Me ofreció trabajo para que no hable”. La frase, dicha al aire y sin dudar, dejó helados a todos en el estudio.
QUÉ DIJO ARACELI SALTO SOBRE SU ROMANCE CLANDESTINO CON MORITÁN
En su relato también hubo espacio para una conversación reciente con el empresario. Una charla donde, según ella, él le habría echado toda la culpa por lo sucedido: “Él dice que yo soy la culpable de su separación, de todo lo que le había pasado. Yo me puse firme y le dije que los culpables somos los dos. Mi mundo se vino abajo”.
Dolida por el recuerdo de lo que dejó una relación fallida y con el sentimiento de que no la pasó nada bien durante los últimos años envuelta en este escándalo, Araceli sabe que este capítulo en su vida se cerró con heridas. Y en medio de todo esto, la figura de Pampita que se vuelve a hacer presente.
Así, entre verdades largamente calladas, sentimientos de culpa compartidos y reproches cruzados, Araceli rompió su silencio. Y aunque el escándalo parezca parte del pasado, sus palabras volvieron a removerlo todo. Porque cuando alguien decide hablar sin máscaras, la historia ya no puede ser la misma.