El cine nacional se debate a diario por su supervivencia

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Buenas noticias para los amantes del viejo cine argentino, no tan buenas para el cine presente y alentadoras (dentro de lo que cabe) para el futuro.

Para los tiempos venideros, la provincia de Salta dispuso un fondo de fomento audiovisual de 85 millones de pesos, parte del cual se aplicará al apoyo de diez proyectos locales ya seleccionados (entre los beneficiados, Emmanuel Moscoso, Mariana Carrizo, Laura Basombrio y Alejandro Gallo Bermúdez). Jujuy aprobó el subsidio de apoyo a la postproducción de tres documentales en marcha, dentro de un plan que contempla 22 líneas de fomento y un programa de reembolso de hasta 40% (curioso, el título de uno de esos documentales: “Jujuy originario y metalero”).

Cultura de la Ciudad de Buenos Aires empieza a desarrollar un acuerdo con Netflix y la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica, Caic, que prevé una serie de clases maestras, una convocatoria para el apoyo de segundas películas y, en abril 2026, un encuentro federal de empresas productoras de todo el país.

Por el momento, la existencia del cine criollo parece un trabajo de hormiga. Cada semana surgen y circulan como pueden nuevas películas hechas a pulmón, de presupuesto y alcance reducido, pero muchas de ellas francamente dignas de ser tenidas en cuenta.

“La imagen real”, de Pablo Montlau, reflexión bien armada a partir de dos fotos famosas tomadas respectivamente por un argentino y un inglés al comienzo y al final de la Guerra de Malvinas. O el “Boletin interno” de Meri Franco Mao, dolido retrato que el director hace de su padre, expulsado del Partido Obrero por reiterados robos, estafas y golpes a su esposa, “La orden del lunar”, de Diego Arandojo, sobre el pintor Juan del Prete, y “Qué no daría yo por el recuerdo”, acertado título con que Tino Pereira pinta a unos viejos mineros en su peregrinación anual al yacimiento de azufre que era su vida, y la vida de sus familias y del pueblo, hasta que algún inteligente decidió cerrarlo por razones económicas.

Sin cine en cárceles

Otro cierre, el programa Cine en las Cárceles, que la intervención del Incaa suspendió ya en sus primeros días de gestión, ahora fue definitivamente eliminado, bajo la excusa de ser un programa de la administración anterior que drenaba millones de pesos anuales del Tesoro Nacional. Tres errores: Cine en las Cárceles fue creado en los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri, nunca arrojó más gasto que pagarle el remís a algún actor, y el Tesoro Nacional no viene al caso porque el Incaa todavía es autárquico y se mueve con el impuesto de 10% a cada entrada de cine, y algo más a la emisión de películas por televisión.

Un anuncio en consonancia: este viernes y los dos siguientes, en las habituales Noches de Terror del Gaumont se preestrena “Jazmin”, de Samot Márquez, “suspenso sobrenatural” con Clara Kovacic.

El pasado luminoso

Noticias del buen recuerdo que dejan algunas películas: este jueves el 49° Jerusalem Film Festival inicia una pequeña retrospectiva del cine experimental de la recordada artista Narcisa Hirsch, el sábado 27 el Museo del Cine de Buenos Aires ofrece una función aniversario (50 años) de “Trapito”, de García Ferré, en copia 35 mm. y con la presencia de técnicos y dobladores de dicho film, y en la sección Classics del próximo Festival de Venecia, que empieza el 27 de agosto, podrá verse en copia nueva un western de los que Hugo Fregonese dirigió en Hollywood: “La marca del renegado”, con Ricardo Montalbán y Cyd Charisse (título original: “Mark of the Renegade”, 1951).

Y aquí viene lo mejor: el próximo Festival de Mar del Plata, el 40°, que empieza el 6 de noviembre, también tendrá una sección de Clásicos, y habrá de inaugurarla con versiones restauradas de tres films estrenados en 1975: “La Raulito”, de Lautaro Murúa, con Marilina Ross, “Los gauchos judíos”, de Juan José Jusid, con amplio elenco, y “La guerra del cerdo”, de Leopoldo Torre Nilsson. A celebrar especialmente la recuperación de “La Raulito”, cuya copia ya se creía perdida.

También se verán el melodrama de Hugo del Carril “Más allá del olvido” y el formidable “Rosaura a las 10”, de Mario Soffici, en las copias flamantes con que fueron exhibidos en Cannes Classics de 2024 y 2025. Fundación Gotika acaba de restaurar “Las furias” y “Las modelos”, es decir, las dos películas de Vlasta Lah, la primera mujer que logró dirigir no uno sino dos largometrajes en nuestro país. Y, según anticipos, se están adecentando varias películas de José Martínez Suárez y Fernando Birri, para celebrar sus respectivos centenarios. Todo esto para felicidad de quienes dicen que el cine argentino de antes era mejor (y no les falta una parte de razón).

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