Boca luchó y estuvo a la altura de un partido grande, pero otra vez falló en el final

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MIAMI (Enviado especial).– La revolución que la gente de Boca causó en Miami no merecía este final. No merecía un desenlace que deja al club al borde de la eliminación en el Mundial de Clubes, con un equipo que dio todo, que acarició la hazaña, y cayó de pie. En la previa, las playas se llenaron de banderas, las calles se convirtieron en caravanas interminables, los aeropuertos explotaron de hinchas, pero la ilusión chocó de frente con la realidad.

En cuatro días, Boca, que había empezado ganándole 2 a 0 a Benfica y parecía listo para dar pelea entre los grandes del torneo, se encontró prácticamente fuera de competencia, dependiendo casi de un milagro para alcanzar los octavos de final.

Agustin Marchesin no puede evitar el 2-1 de OliseLynne Sladky – AP

Boca sabía que para seguir soñando debía jugar un partido perfecto, y la goleada de Benfica ante Auckland City en primer turno aumentó aún más esa presión. El calendario, sin dudas, le jugó una mala pasada al equipo de Miguel Ángel Russo. Mientras Bayern y Benfica se aseguraron triunfos cómodos ante el rival más débil de la zona y llegaron con aire a las fechas decisivas, a Boca le tocó abrir contra los dos europeos. Sabía, desde el arranque, que para tener chances reales debía vencer a alguno de ellos, por más difícil que pareciera. Con Benfica estuvo cerca, pero se le escapó en el final. Y ante Bayern Munich se notó, por momentos, esa diferencia que ya estaba escrita en los papeles. Bayern dominó, Boca luchó con el corazón, pero no le alcanzó.

Ahora, todo se definirá en la última jornada: el martes, el Xeneize deberá golear a Auckland City y esperar una derrota de Benfica, además de mejorar su diferencia de gol, que hoy es de +6 para los portugueses contra -1 para Boca. Difícil, pero no imposible.

Lo mejor del partido

Russo había advertido antes del partido que la clave para enfrentar al Bayern era controlar las subidas de sus laterales. Pero Boca nunca resolvió ese problema. Porque Laimer y Guerreiro no atacaron por afuera como se esperaba, sino que se cerraron al medio, generando superioridad numérica y desordenando la defensa xeneize. Cuando el equipo alemán decidía atacar rápido, lo hacía por las bandas con sus extremos, Coman y Olise, que partían muchas veces en soledad, bien abiertos contra la raya, y fueron una pesadilla constante para los laterales de Boca.

No fue la noche de Boca, que volvió a cometer errores del pasado, especialmente en las pelotas paradas. A los 7 minutos, Olise ganó de cabeza y venció a Marchesin, pero el gol fue anulado por una falta de Gnabry sobre el arquero. Fue una advertencia.

El golazo de Merentiel ante Neuer; no le alcanzó a Boca para poder llegar mejor posicionado a la última fecha del grupoRebecca Blackwell – AP

El Bayern jugaba a otra velocidad, con variantes por todos los frentes y una intensidad difícil de contener. Boca, sin respuestas de sus creativos, lo padeció. Se notó cuando Marchesín empezó a demorar cada vez más las salidas, buscando enfriar el juego. Pero del otro lado había pase, potencia y precisión en velocidad. Y en ese ritmo, Boca no pudo competir.

Se veía venir

El gol de Keane, a los 17, tradujo en la chapa lo que ya se veía en el juego. Un despeje al medio de Advíncula terminó en los pies del delantero inglés, que no perdonó: control y definición con categoría. La superioridad, a esa altura, era total. Bayern no erraba pases, ensanchaba la cancha y manejaba los tiempos. Boca, en cambio, la perdía rápido y apelaba a pelotazos largos, como en el rugby, buscando ganar metros.

El equipo alemán construía desde afuera hacia el medio, filtraba pases al punto del penal y obligaba a Marchesín a intervenir una y otra vez.

Michael Olise festeja el 2-1 de Bayern Munich a BocaPATRICIA DE MELO MOREIRA – AFP

Recién a la media hora Boca logró pisar el área. Fue con un tiro libre de Zenón desde el vértice del área grande que Neuer despejó con los puños. El equipo se esperanzó con el córner siguiente, porque parecía la única vía posible para llegar al gol, pero en la contra Olise quedó mano a mano y Marchesín le ahogó el grito. Boca volvió a insistir con Zenón, y otra vez Neuer respondió firme, con una mano de plomo.

El golazo descomunal de Miguel Merentiel parecía convertir lo inalcanzable en proeza. El Hard Rock explotó con el jugadón del uruguayo y Boca acorraló a Bayern con ímpetu y el empuje de su gente. Pero cuando la euforia del gol pasó, Bayern volvió a apretar. Quedaba mucho partido por delante y los alemanes tuvieron tiempo para reaccionar. Otra jugada al área, otra pelota que Boca no pudo rechazar, y Olise marcó el 2 a 1.

Lautaro Blanco y Rodrigo Battaglia tratan de frenar a Michael Olise, la figura de la canchaCHANDAN KHANNA – AFP

Los más de 55.000 hinchas de Boca que coparon el Hard Rock despidieron al equipo con aplausos. Porque dio la cara ante un rival pesado, porque nunca se entregó, y porque, al fin y al cabo, aún queda una vida más. Y Boca buscará hacerla valer. Porque si de algo sabe este club es de hazañas, y lo imposible, a veces, solo cuesta un poco más.


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