Luego del regreso de Javier Milei de su gira por Europa e Israel, el Gobierno se dispone a retomar la motosierra sobre los organismos descentralizados, como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). La intención es que en menor o mayor medida pasen a funcionar como unidades del Ministerio de Economía, lo que permitiría reducir el gasto administrativo y en personal.
«No está del todo definido, pero la idea es cerrar los cambios entre martes y miércoles», confirmaron en el equipo económico, mientras en el Ministerio de Desregulación afirman que «no hay fecha». Tal como informó Clarín, el ministro Federico Sturzenegger tiene en carpeta 13 decretos para continuar la reforma del Estado prevista en la Ley Bases. Si bien el INTI y el INTA fueron excluidos de una posible disolución, el Congreso habilitó su reorganización, centralización y fusión.
Hoy, los dos organismos funcionan bajo la órbita de Caputo: el INTI es un órgano descentralizado dependiente del coordinador de Producción, Pablo Lavigne; y el INTI, un ente desconcentrado vinculado a la secretaría de Agricultura, encabezada por Sergio Iraeta. Pero el vencimiento de las facultades delegadas el próximo 8 de julio reavivó los tironeos entre Federico Sturzenegger y Luis Caputo por la conducción del ajuste.
Aunque desde Desregulación insisten en que los cambios son «consensuados», los dos viejos rivales ya tuvieron encontronazos. Fue después de la crisis en mayo del año pasado que terminó con la salida del jefe de Gabinete Nicolás Posse y una lucha intestina por el reparto del poder. El pacto tácito de no agresión se saldó con el traspaso de la política económica a Caputo y el empoderamiento de Sturzenegger como superministro en julio. Hasta hace unas semanas.
Ahora, en algunos despachos comentan que en en el área de Lavigne tienen miedo de abrirle la puerta al «coloso», como lo apodó Javier Milei. En Producción, donde hay buen diálogo con las cámaras industriales, creen que el ajuste de julio del año pasado fue «suficiente». Después de fuertes protestas y cortes de autopista que fueron reprimidos, la plantilla se redujo en 716 empleados (pasó de 3.93 a 2.337). Ahora, ven que Sturzenegger «viene moviéndose muy fuerte».
«En principio, la idea es que INTI sea centralizado, tiene que ver con dónde tienen toda la parte administrativa, la idea es que pase a centralizarse en una unidad sustantiva como dirección nacional o subsecretaria y el INTA, sigue igual que hasta ahora, lo único es que el servicio general, recursos humanos y pagos de salarios se concentra en la subsecretaría de gestión administrativa de Producción», señalaron fuentes del equipo de Caputo.
La subsecretaría a cargo de Carlos Ampugnani, un exfuncionario del macrismo en la Ciudad, es la que gestiona recursos humanos, compras, contrataciones, convenios, concesiones, servicios jurídicos, vehículos e inmuebles de la secretaría de Industria (y sus tres subsecretarías) y la de Agricultura. «Siguen haciendo lo mismo, lo que cambia es que ahorrás mucha plata, cantidad de gente, actividades por especialidad y los salarios», aseguran en Economía.
En los organismos, en cambio, se viven horas de incertidumbre y algunas autoridades amenazan con renunciar. Los directores del INTI alertaron el 6 de junio en una carta al secretario de Industria y Comercio, Esteban Marzorati, que la centralización implicará la pérdida de autarquía y la imposibilidad de gestionar fondos en forma directa, acreditar servicios de certificación y ensayos, firmar convenios de transferencia de tecnología, contratos de desarrollo, acuerdos de asistencia técnica y proteger su propiedad intelectual.
En el caso del INTA, el virtual interventor Nicolás Bronzovich implementó una reestructuración el 28 de marzo cuando el Consejo Directivo (incluida la Mesa de Enlace) aprobó la reducción de las direcciones nacionales de 11 a 3, como parte de un plan que buscaría eliminar miles de empleos. Bronzovich llegó al organismo en octubre de la mano de Juan Pazo, actual titular de ARCA y hombre de confianza de Caputo. Pero allí también se habla de una «disputa de poder».
Con el apoyo de Milei, Sturzenegger busca ajustar el presupuesto, despedir personal y deshacerse de parte de sus 450 sedes, junto con una mayor injerencia dentro del organismo, que hoy funciona en forma colegiada con universidades y entidades del agro. Si bien el organismo eliminó 500 empleos y hoy tiene 6.400 empleados, el funcionario apuntó semanas atrás contra la autarquía del INTA cuando dijo que el «organismo descentralizado puede cobrar y cuando lo hace es una caja».
En ese marco, Iraeta les confirmó el martes a los presidentes de los consejos regionales que «el DNU sale», pero no precisó los cambios. Según la mayoría de las fuentes consultadas por Clarín, los detalles los maneja celosamente el ministro desregulador y las diferencias con Caputo no serían sobre el ajuste bendecido por el Fondo Monetario, sino por quién toma las decisiones. «Caputo tiene miedo que se le metan adentro», afirman fuentes cercanas al INTA.