Fatura Broun con Olé: cómo entró Di María en el grupo, el recibimiento a Russo y el regalo top que le hizo a Maradona

14/09/2025 07:24hs. Actualizado al 14/09/2025 07:28hs.

Sonríe Jorge Broun, una y otra vez. Cuando habla de su amor y mimetización con Rosario Central. Cuando se emociona recordando su vínculo con Diego Maradona. Cuando cuenta con lujo de detalle algunas intimidades del día a día del plantel que sumó a una megaestrella como Ángel Di María y se divierte. Y también cuando mira para atrás en su carrera y para adelante en todo lo que le queda por vivir en ella.

Así de espontáneo y de natural es el arquero canalla en la cancha, y esa exacta réplica de su modo de ser se advierte apenas se sienta en la sala de prensa del coqueto predio del club rosarino en Arroyo Seco, a unos 20 kilómetros de la entrada a la ciudad. Allí donde, en la previa del partido clave ante Boca, recibió a Olé para hablar de todo.

Fatura Broun mano a mano con Olé en la previa al cruce contra Boca

«No hubo que incluirlo a Di María, porque desde que llegó era uno más. Yo compartí la primera época en Central con él y le pregunté si lo sumaba al grupo de Whatsapp. Y obvio que se sumó, se prendió enseguida. De hecho, es de los más activos Angelito. Pero eso sí, la música la sigo poniendo yo», arranca describiendo Fatura sobre el tema que envuelve al Mundo Central desde hace un par de meses.

El cambio radical que vivió la expectativa alrededor del regreso al fútbol argentino de Fideo no saca, sin embargo, la consciencia que tienen todos sus compañeros puertas adentro sobre los objetivos del equipo: «tenemos que mantenernos arriba en la tabla anual, y para eso el partido contra Boca es muy importante», advirtió.

El partido clave del domingo

«¿Qué va a pasar el domingo? Va a explotar la cancha, eso va a pasar… es un partido dificilísimo donde nosotros vamos a tratar de imponer nuestro juego. Sabemos que ya adoptamos una idea de cómo juega Central, así que trataremos de sacarles la pelota. Pero sabemos que acá siempre tenemos la obligación de ganar», analizó, ya más explayado en lo que será el trascendental choque.

En particular, del rival le preocupan todos sus delanteros, independientemente del momento: «De Cavani no se puede negar su jerarquía, esté pasando el momento que sea. Pero también está Merentiel y también Milton Giménez, que me hizo goles con Banfield, con Boca…».

Los (pocos) recuerdos de la infancia

Aunque no sólo de actualidad vive el arquero de 39 años, de cuna rosarina y categoría 1986, una menos que la de un tal Lionel Messi, a quien habrá enfrentado alguna vez en los duelos de Alice, su club de barrio con el Grandoli que vio los primeros pasos de Leo en el fútbol. Sin embargo, Fatura no la caretea: «¿Si lo enfrenté? La verdad, no me acuerdo, ja…», y se ríe. Como casi siempre.

Hombre de fútbol («ya hice el curso de DT y con mi concuñado Mario Paglialunga, que también jugó en Central, algo tenemos armado»), no se cierra a nada, consciente de ser «bueno para los números» y con la apertura que le da el ya estar incursionando a través de su mujer en el mundo de la ropa. Broun es, ante todo, un profesional que disfruta del juego. Juegue a lo que juegue.

«Ser arquero te hace mirar la vida de otra forma, te marca la personalidad. Pero jamás te reprochás ser arquero, porque es un puesto que te enamora. Te enamorás del puesto». Y será desde su personalidad que él mismo habrá flechado a un tal Diego Armando Maradona, quien lo llevó a Gimnasia y con quien forjó una relación muy especial.

La relación con Maradona y su recuerdo imborrable

«Se extraña el Gordo, por supuesto. En particular, yo recién hace unos meses que me puedo referir a él en tiempo pasado, es como que no lo podía aceptar», confiesa. Aunque sale rápido de la nostalgia para contar un par de anécdotas imperdibles. Una, del día en que fue el celestino del encuentro entre Diego y el Trinche Carlovich, en un hotel de Rosario cuando fue a jugar con Gimnasia uno de esos partidos que resultaban más importantes que los de Boca y los de River.

La otra es entre reveladora y desopilante. «Diego me invitó a su último cumpleaños, el de 60. A mí y a ningún otro jugador. Se encariñó conmigo, no sé, tal vez la forma de las bromas que hacíamos, tuvimos una relación especial. El tema es que me invitó un día antes. Y el día anterior jugábamos contra Patronato. Entonces el día del cumple le pregunto a mi mujer qué le regalo… y bueno, pandemia, todo cerrado. Algo tenía que llevar, así que le caí con una bolsita con facturas». Suelta la carcajada, fácil, como durante todo el diálogo.

Así de sonriente también cuenta que tiene una batucada con la que ensayaba desde los 15 años y que de vez en cuando se da una vuelta. Así incluso calma al responsable de prensa cuando éste le advierte que podría tener una multa si llega tarde al comedor: «Está todo bien, la estamos pasando bien». Y así, con humor, se hace cargo de la evolución que tuvo su look desde que se sacó la barba tras el clásico ganado hace menos de un mes… «tengo buena testosterona», remata.

El reencuentro con Russo

Antes del final de la charla, hay tiempo para un hombre fundamental en su carrera y con quien se reencontrará el domingo en el Gigante de Arroyito: Miguel Ángel Russo, con quien coincidió en tres de los cinco ciclos del hoy DT de Boca en Rosario, y a quien considera que «está sentado en la mesa chica de los grandes entrenadores de este club, con (Ángel Tulio) Zof y el Patón Bauza».

«Miguel es una persona de pocas palabras pero muy directo para hablar y para aconsejarte, y yo siempre agradecido. Va a haber un recibimiento muy lindo para él y él lo sabe. Es un cariño mutuo muy grande que tiene con la gente, va a ser un lindo momento», confirma.

Disfrutar del fútbol

Y así será nomás. Con Russo en cancha y un partido con todos los condimentos, el domingo futbolero se detendrá por el Central-Boca que puede darle chapa de gran candidato a uno de los dos. Por lo pronto, uno de sus protagonistas ya lo disfruta como el resto de las cosas de la vida, aunque llegue tarde a comer y la escena final lo describa.

A unos trescientos que son los que separan la cancha de entrenamiento del hotel donde concentra el plantel, Fatura arranca la caminata a paso tranquilo, consciente de estar en el lugar en el que quiere estar. Ese en el que estuvo en gran parte de su carrera, y del cual nunca quisiera irse.