El 18 de junio de 2025, la Plaza de Mayo volvió a ser escenario de una de esas postales que marcan momentos clave en la historia política argentina. Bajo el lema “Vamos a volver”, la ex presidenta Cristina Kirchner reapareció públicamente —aunque desde su domicilio, cumpliendo prisión domiciliaria— con un mensaje grabado que fue reproducido ante una multitud de militantes peronistas.
El acto no solo fue una demostración de fuerza simbólica, sino también una jugada estratégica para reposicionarse como figura central del peronismo de cara a 2027. Cristina Kirchner, condenada a seis años de prisión e inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos por la causa Vialidad, no puede competir electoralmente.
Sin embargo, su influencia dentro del movimiento peronista sigue siendo significativa. El mensaje que envió desde su casa en Constitución fue claro: “Vamos a volver con más sabiduría, con más unidad y con más fuerza”. Esta frase, cargada de épica y nostalgia, apeló directamente al corazón de su militancia, que respondió con cánticos, banderas y una presencia masiva en la histórica plaza.
La consigna “Vamos a volver” no es nueva. Fue el grito de guerra del kirchnerismo tras la derrota de 2015 y el motor emocional que impulsó la fórmula Fernández-Fernández en 2019. Hoy, en un contexto muy distinto, vuelve a ser utilizada como herramienta de cohesión interna y como llamado a la reorganización del peronismo.
Cristina no solo busca mantener su centralidad simbólica, sino también influir en la construcción de una nueva mayoría que le permita al peronismo recuperar el poder en 2027. Uno de los elementos más destacados del acto fue la invitación explícita al Partido Justicialista (PJ) a unificarse detrás de un proyecto común.
Cristina sabe que sin unidad, el peronismo difícilmente podrá enfrentar con éxito al oficialismo libertario liderado por Javier Milei. En su discurso, criticó duramente el modelo económico del actual presidente, al que calificó de “insostenible” y “con fecha de vencimiento, como el yogurt”.
Criticas
Esta crítica no solo apuntó a deslegitimar al gobierno, sino también a posicionarse como la voz autorizada para ofrecer una alternativa. En este escenario, el rol de Axel Kicillof cobra una relevancia especial.
El gobernador bonaerense, uno de los dirigentes más cercanos a Cristina Kirchner y con fuerte respaldo en la provincia más populosa del país, aparece como una de las figuras con mayor proyección dentro del espacio kirchnerista.
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