El bar que marcó época en los 80, que era frecuentado por Charly García y Borges

Compartir:

Al empujar la puerta angosta de hierro, se abre un zaguán largo. La luz cálida apenas ilumina las paredes cubiertas de fotos y recortes de diario. Instantáneas de artistas, celebridades, anécdotas y ciertos escándalos que el tiempo suavizó, pero el lugar conserva como parte de su memoria viva. Más adelante, el espacio se abre y aparecen la barra y el salón: techos altos, mesas de madera, muebles antiguos que no combinan pero encajan perfecto.

En marzo de 2019, La Dama de Bollini fue el escenario de una sesión de fotos épica con Charly García y Scarlet Page, hija del legendario guitarrista de Led ZeppelinGentileza

Pinturas, esculturas y objetos viejos que no funcionan, aunque uno deseara que sí, una fonola, un teléfono con tubo y cable enrulado, un pianoforte, ese sí funciona. Especialmente las noches en que Lionel Occhione, dueño de La Dama de Bollini, organiza las veladas de piano bar, donde los clientes pueden dar rienda suelta sus talentos con el instrumento.

Clases de tango en La Dama de Bollini

Hay gente sentada conversando, copas en mano, botellas de cerveza sobre las mesas, y un murmullo constante que se superpone con la música de fondo. Esa mezcla de voces, risas y melodías crea la atmósfera envolvente en la que va a transcurrir la noche: literalmente, una vibración que predispone al cuerpo y el espíritu a pasarla bien.

Cecilia Leoni, fundadora de La Dama de Bollini, con Jorge Luis Borges, Blanca Azucena de Hegui y María Kodama en una de las tardes en que el autor de “Ficciones” pasaba en el barGentileza

Occhione, a quien todos llaman Leo es quien gerencia hoy el lugar al que se dedica 24/7. Estuvo en el bar desde chico, vivió su época como pub de moda, fue testigo de los años salvajes de Bollini —cuando más de 9000 personas se agolpaban en la cuadra—, y más tarde se formó en curaduría de arte y tomó la dirección general del establecimiento.

Lionel Occhione, a quien todos llaman Leo, como a Messi, es quien gerencia hoy el lugar al que dedica veinticuatro sieteDaniela Chueke

Su enfoque mezcló tradición y renovación: mantuvo las noches culturales, sumó muestras de artistas contemporáneos, dio espacio a nuevas voces y redefinió la propuesta gastronómica a una carta donde predominan las empanadas y pizzas caseras. En la actualidad, La Dama de Bollini funciona como café-concert, con noches de poesía, presentaciones de libros, clases de baile (tango, folclore, rock, salsa) y eventos privados como fiestas de egresados universitarios.

Cecilia Leoni con Matías Alé, otra de las figuras del mundo artístico que suele refugiarse en La DamaGentileza

También hay arte en las paredes. Leo impulsó una línea de retratos pop de íconos del rock nacional, como Charly García y Luca Prodan, realizados por el artista Sebastián Pernisa. Se exponen y venden en el lugar. Leo además conserva una colección de obras premiadas en los concursos federales que organizó durante más de una década.

Retratos pop de íconos del rock nacional, como Charly García y Gustavo Cerati, realizados por Sebastián PernisaGentileza

La noche en que lo visitó LA NACION, el bar albergaba un ciclo de lecturas. Un grupo de escritores leía en voz alta frente a un público que mezclaba desconocidos, amigos y familia. Ocuparon seis mesas, un tercio del local. El resto del salón de lleno, algunas personas conversaban junto al ventanal que da al patio iluminado con guirnaldas y faroles. Otras, con un vermut en la mano o fumando, pasaban la noche al aire libre.

El pasaje Bollini está empedrado, flanqueado por casas bajas y faroles, y conecta la calle French con Pacheco de Melo pasando por Peña. A pesar de su ubicación céntrica cerca de la frontera de Recoleta con Palermo, mantiene su aire de secreto. Debe su nombre a Francisco Bollini, arquitecto italiano llegado a Buenos Aires en 1845, y a su hijo homónimo, que fue intendente de la ciudad entre 1890 y 1892.

A mediados de la década de los 80, con el regreso de la democracia, el pasaje empezó a adquirir un aire cultural y alternativo. En ese clima de efervescencia, Cecilia Leoni, una modelo y actriz que no llegó a ser famosa como tal, pero que formó parte de la vanguardia cultural de los años 70, con las consignas de la libertad, la expresión artística y el savoir vivre inauguró el espacio cultural en Bollini 2281.

Leoni abrió La Dama de Bollini en agosto de 1983. Desde el primer momento, el lugar fue mucho más que un bar: fue un punto de encuentro para que artistas, escritores, vecinos y personajes del barrio se reunieran a disfrutar de muestras de arte, ciclos de poesía, clases de tango y noches de música.

Por sus mesas pasaron figuras como Jorge Luis Borges, María Kodama, Olga Orozco, Renata Schussheim, Antonio Gasalla y muchos más. Incluso el baterista Daniel “Pipi” Piazzolla -nieto del legendario Ástor- llegó a tocar en su escenario.

Siempre hay alguna banda tocando, una lectura, alguien sentado en el piano y alguien con quien hablarGentileza

Cecilia, con una personalidad intensa y una vocación cultural irrenunciable, sostuvo el proyecto incluso en momentos económicos difíciles y con las protestas de vecinos que, cuando el pasaje se llenó de locales bailables -llegaron a superar los diez en apenas dos cuadras- comenzaron a denunciar los ruidos molestos.

Leo recuerda bien aquella etapa del pasaje Bollini y aclara algunos rumores que, con el tiempo, opacaron lo mejor de su movida cultural: “Lo que salió en los diarios fue cuando mamá se peleó con una vecina de enfrente. Cuando cerraron la mayoría de los locales, Cecilia Choppitea, que vivía enfrente, decía que había drogas en Bollini. Entonces llamaba a los medios, les mostraba una jeringa y el cuadro de La Dama detrás, como dando a entender que había heroína. Pero heroína no hubo ni hay hoy en Buenos Aires”. Y aclara: “Lo que sí había era descontrol, jóvenes que tomaban alcohol y salían a la vereda, en un momento en que no existían controles de alcoholemia”.

El isologo de la Dama en 3D, un espejo antiguo, pinturas y una de las bolsas de corcho que Leo colecciona «para salvarnos en la inundación»Daniela Chueke

La acusación desató la furia de su madre, quien sentía que intentaban desacreditar su bar. “Un día fue a Canal 9. Los productores le dijeron que, si quería salir al aire, tenía que armar un escándalo. Entonces esperó a Choppitea y la encaró a los gritos, acusándola de querer arruinar su negocio para que el pasaje perdiera valor. Decía que lo hacía para beneficiar al marido, dueño de una inmobiliaria conocida, y quedarse con las casas por dos pesos. Y es cierto: cuando cerraron los bares de Bollini, las propiedades se vendían a US$50.000”.

Los diarios titularon los escándalos como “Las locas de Bollini” o “La guerra de las dos Cecilias”.

Leoni había fundado La Dama junto con su marido de entonces, Eduardo Pesce. Pero la convivencia comercial no fue sencilla. Mientras Cecilia buscaba generar un espacio para la expresión artística, él apostaba por la noche agitada, el descontrol y el alcohol. La relación con los vecinos se tensó, y la pareja también se resquebrajó. Nunca hubo reconciliación entre las vecinas. Y, tras la separación de su socio y exmarido, Leoni se fue a vivir a Marbella por dos años. “Mamá de joven era todo un personaje. Cantaba tangos, era muy creativa… y a veces muy destructiva”, concluye Leo.

Hoy, Cecilia, con más de 90 años y el avance del Alzheimer que ralentizó el ritmo frenético con el que vivió su juventud, reside en otra casona de su propiedad, donde funciona la Fundación Bollini, a pocos metros del local, acompañada y cuidada.

Las paredes de la entrada están cubiertas de recortes de diario y fotos de artistas y celebridades que frecuentaron el local

A casi 42 de años de su apertura, La Dama de Bollini está ferviente. Funciona de miércoles a domingos por la noche, con programación cultural, gastronomía accesible y una comunidad fiel. Su Instagram se convirtió en su principal canal de difusión, y es habitual que cada semana se agoten las reservas para sus noches de piano bar o shows acústicos.

Las empanadas salteñas —hechas por la esposa de Leo—, las picadas caseras y los precios cuidados son parte de una filosofía que busca mantener la cercanía con el público. “Prefiero tener tres personas trabajando y cobrar menos, que subir los precios para pagar una estructura enorme”, dice Leo, con su estilo directo.

Hay lugares que cambian. Otros, como este, siguen siendo refugio. De música, de arte, y de esa necesidad que mueve a desear compartir buenas excusas para conectarnos con otros.


Seguí leyendo

También puede interesarte

Coronados de gloria: Argentina ganó la Copa América de Helado Artesanal en Córdoba

ENTRETENIMIENTO El equipo nacional superó a otros siete países y se clasificó al Mundial del Helado en...

Franco Colapinto, en vivo: el minuto a minuto de la primera práctica para el Gran Premio de Canadá

El principal desafío para el piloto argentino este fin de semana será no quedar demasiado lejos de su...

El sitio web de Ámbito sufrió un ciberataque

El sitio web del diario Ámbito sufrió un ciberataque en la mañana de este...

Cuáles televisores se quedarán sin Netflix desde enero y cómo solucionarlo

Como parte de su búsqueda por optimizar el servicio de los usuarios con televisores modernos, aquellos...